Cuánto vale un servicio profesional? Esta pregunta no mucha gente se la hace cuando quiere o necesita solucionar un problema o quiere realizar un proyecto y le pide a un profesional que vaya a su vivienda para darle consejos, aunque en muchos casos cuándo ya saben las soluciones o las opciones no seas esos profesionales los que realicen el trabajo. En el post de hoy vamos a explicar todo lo que conlleva una visita de obra y que en la mayoría de los casos los clientes no valoran.
Por nuestra experiencia y trabajos realizados durante muchos años nos consideramos unos profesionales dentro de nuestro sector, y nos gusta ayudar a toda persona que tenga un problema y quiera que nosotros le ayudemos a solucionarlo, si tienes uno no dudes contactar con nosotros.
Primero partimos de la premisa de que toda persona profesional que preste un servicio o venda un producto debe, o al menos debería, cobrar por como mínimo el tiempo que está realizando ese trabajo. La palabra profesional implica justo eso, que esa persona está ejerciendo su profesión y aplicando sus conocimientos y debe ser recompensado por ello. Así que siguiendo esa premisa, el trabajo de asesorar y aportar soluciones también debería ser remunerado, ya que el profesional está igualmente gastando su tiempo y aplicando sus conocimientos en una visita.
Esta premisa por desgracia choca con la idea de “gratis” que impera hoy en día en la sociedad. Actualmente se ha impuesto una especie de ley no escrita en el que todo lo que pueda ser gratis, debe serlo, y así lo exige la gente. Hay personas y sectores que en cuanto oyen la palabra “pagar” o “cobrar” ya no les interesa por muy bueno y de calidad que sea el profesional y el servicio que le ofrece. Esto que parece entre obvio y queja es aplicable a más sectores de los que estáis pensando, a la mayoría de profesiones.
Hacer una visita en casa del cliente para tomar medidas, ver y valorar qué trabajos tenemos que hacer para poner parquet o puertas puede perfectamente llevar toda una tarde. Después el trabajo continúa en la oficina realizando el presupuesto, comprobando precios y preparando el documento final para que el cliente vea claramente el precio final detallado. Sumadas todas las horas en un valioso tiempo del profesional que puede que nunca llegue a rentabilizar, sobre todo si el cliente no acepta el presupuesto.
Realizar un proyecto de fabricación de un mueble a medida o una cocina requiere una serie de horas y recursos de las que mucha gente no es consciente. Requiere horas de dibujar al milímetro según medidas, después el despiece del material necesario y realizar el presupuesto, y en la mayoría de casos no solo por nuestra parte, sino que para poder ajustar el presupuesto debemos implicar a nuestros fabricantes y proveedores para que nos faciliten el precio del material concreto que debemos pedir, por lo que realizar un proyecto no solo implica nuestro tiempo y recursos, sino también los de terceras personas y empresas.
Y la pregunta final a todo esto es ¿y para qué? Pues muchas veces para nada. Una vez enviado el presupuesto hay clientes que ni contestan, ni siquiera un simple comentario al respecto o un “gracias por el presupuesto”. No se tiene en cuenta y mucho menos se valora todo ese tiempo invertido, que en muchas ocasiones es tiempo personal robado a la atención familiar, ni el esfuerzo realizado en su proyecto y lo único que se recibe a cambio es el silencio e indiferencia. La situación se agrava cuando los clientes piden que vayamos a sus domicilios porque no saben qué hacer y casi nos exigen que les aportemos soluciones a sus problemas en el parquet o puertas, y una vez aportada esa solución, buscan a gente no profesional con mano de obra barata para que realice esos trabajos. Comprendemos que la gente quiera gastarse el mínimo posible, pero esa falta de respeto hacia el profesional, su tiempo invertido y sus conocimientos pasa muy a menudo y es de lo más injusto en cualquier sector industrial.
Es por estos abusos que se debe intentar filtrar los contactos que nos llegan, descartando los que claramente solo quieren saber precios y soluciones para después encontrar fuera del sector profesional quien se lo haga. Por eso en Decofusta primero realizamos un presupuesto orientativo a groso modo, y si en base al precio le sigue interesando entonces es cuando realizamos la visita de obra para confirmar el presupuesto. Si aún así el cliente sigue insistiendo que requiere nuestra visita para valorar el problema y darle soluciones es cuando le informamos de que esa visita de asesoramiento profesional tiene un coste que se debe abonar en el momento de la visita y se le restará en la factura final en caso de realizar los trabajos. Es entonces cuando se sabe el cliente realmente interesado en un profesional o solo busca precios y soluciones, cuando se distingue la gente que valora al profesional y su tiempo y los que ponen el grito en el cielo por querer cobrar un servicio que se le va a dar, cuando se nota el que realmente quiere solucionar sus problemas con el parquet o puertas y los que no.
Como última reflexión de este post y por si no ha quedado suficientemente claro solo nos queda añadir dos cosas: si eres profesional, da igual el sector, haz valer tu profesionalidad, tu tiempo, tus conocimientos; si eres cliente o futuro cliente, valora al profesional que va a atenderte, su tiempo, sus conocimientos y sobre todo su buen hacer, no siempre lo importante es el precio más barato, no siempre lo que cuenta es la rapidez. El trabajo bien hecho requiere esfuerzo, profesionalidad y tiempo.